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Por: Félix Fuentes
La ansiada hora del relevo llega esta semana, en una Cámara de Diputados bajo el signo militarista y cercada por vallas metálicas de tres metros de alto, comprobación de que el régimen de Vicente Fox deja la nación convertida en una desgracia, sin autoridad y en la ingobernabilidad.Es el espectáculo ofrecido a la comunidad internacional y mucha gente se pregunta si para eso fueron invitados altos dignatarios y personalidades como el Príncipe de Asturias, quien quizá no se quiso perder el show de San Lázaro, único de cuantos ha visto en su andares.Es la democracia de que se ha ufanado el presidente Fox en seis años de fracasos y decenas de viajes por el mundo para satisfacer su egolatría y la de Marta Sahagún.Es el “cambio” en el cual creyó más de la mitad de mexicanos, cegados por promesas sobre un mejor estándar de vida, progreso y empleos “bien remunerados”.Hoy saben quienes votaron por el abracadabrante foxismo, que sus mesas no se repletaron de comida como les dijeron, ni hubo atención educativa y de salud para sus hijos. Tampoco ninguna familia se siente segura debido a la brutalidad del hampa en toda la República. Decenas de miles de hogares están enlutados por las balas, granadas de mano e incluso bazucas que abatieron a sus seres queridos.Es la herencia del guanajuatense que se pasó día tras día pegado a los micrófonos, presumiendo de crecimiento económico mediante cifras irreales y engaño permanente a la población.Eso y más va a recibir Felipe Calderón, panista de cepa, de un ex vendedor de Coca-Colas ajeno al partido que lo postuló. Porque ni eso agradeció y menos cumplió a los Amigos de Fox, quienes se la jugaron por él, incluso recibiendo dinero del extranjero para gastos de campaña.Con una sociedad dividida, enfrentada, milagros habrá de hacer Calderón para superar tantos y tan diversos problemas, entre otros el de Oaxaca que ya cumplió seis meses, generado por el propio foxismo incapaz para resolverlo.Decidió Calderón recibir la banda presidencial en San Lázaro, donde enfrentará escandalosas protestas, a pesar de los 1 mil 500 soldados y policías preventivos que han recibido órdenes para ocupar el recinto del Poder Legislativo, en flagrante allanamiento del Ejecutivo.Bajo esa espectacular protección quiso presumir Fox de valentía al anunciar su presencia en la Cámara, tras de que le faltaron arrestos para leer su último informe y dar El Grito de septiembre, habiendo huido a Guanajuato. Por esos temores canceló el desfile del 20 de noviembre y dejó toda la cancha al Peje López Obrador y éste se declarara “presidente legítimo”.Son las pesadillas en estos días y Calderón debió calcular hasta dónde le beneficia o le perjudica la demostración de autoritarismo en San Lázaro y el propósito de colocar en Gobernación a Francisco Javier Ramírez Acuña, quien tiene fama de golpeador y como mandatario de Jalisco se negó a reconocer violaciones a los Derechos Humanos tras reprimir con violencia y encarcelar a los globalifóbicos en mayo del 2004.
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