miércoles, 23 de mayo de 2007

De la libertad de expresión y otros cuentos




José Steinsleger

De la libertad de expresión y otros cuentos
Una sociedad crece y se desarrolla cuando goza de irrestricta y efectiva libertad de expresión. Si a sus puertas no hay peligro de invasión militar extranjera, que todo mundo viva en paz publicando y transmitiendo lo que se le antoje. Pero eso sí: con igualdad de recursos para todos.

La libertad de expresión consiste en respetar al público. Un medio que garantiza información objetiva gana en credibilidad, enriqueciendo la conciencia de lectores, radioyentes y televidentes. Un medio responsable debe otorgar tiempo y espacio similar a quienes celebran la sentencia de luchadores sociales a 67 años de cárcel, y a quienes sostienen que el proceso legal estuvo viciado.

Si con base en "fuentes de inteligencia" y en las declaraciones (digamos) del paramilitar que oficia de vicepresidente de Colombia, un medio nos dice que la guerrilla de aquel país amenaza la estabilidad de México, debe dar voz y despliegue igual a quienes lo dudan. De lo contrario, la información se convierte en propaganda corporativa.

Hasta aquí, lo ideal. Luego, el joven estudiante de comunicación o derecho irá viendo que la ética inculcada por el profesor para formar ciudadanos responsables es pura palabrería. ¿Qué está fallando? ¿El ideal, la realidad, los principios?

El negocio de los grandes medios de difusión (llamarlos "de comunicación" sería exceso) consiste en tergiversar y silenciar a quienes disienten con un determinado orden de cosas. Pero a la claudicación, amoralidad y desdén por los principios (opciones individuales que el esoterismo académico atribuye a la "crisis de la modernidad") debemos remitir el actual y confuso orden de las cosas.

Prueba de ello es el ruido que la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRTV) de México, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y el Grupo de Diarios América (GDA) están metiendo contra la no renovación de la concesión a Radio Caracas Televisión (RCTV).

Entre ceja y ceja, esas fuerzas entienden que el interés público debe doblegarse frente al interés privado. Y que a ellas corresponde definir qué es y no es "libertad de expresión". La Iglesia, algún día, será partidaria del aborto, el divorcio y el derecho a coger con el loro del vecino. Pero los monopolios mediáticos jamás consentirán que la comunicación se democratice.

Para entender el nuevo capítulo de la ofensiva contra Venezuela, imaginemos lo siguiente:

1. En los comicios presidenciales de julio pasado, el IFE proclama a López Obrador vencedor con 0.5 por ciento más de los votos emitidos.

2. Televisa y Tv Azteca impugnan el escrutinio, llaman a la sedición y, en medio del caos, hay muertos y heridos.

3. La SIP y el GDA apoyan a Televisa y Tv Azteca.

4. El pueblo sale a las calles en defensa del presidente electo. Las Fuerzas Armadas se pronuncian a favor de la democracia.

5. Televisa y Tv Azteca continúan llamando a la sedición. El nuevo gobierno decide no renovar los contratos que les concede el uso del espacio radioeléctrico, propiedad del Estado.

6. Televisa, Tv Azteca, Sergio Sarmiento, la CNN, Manuel Espino, el CIDE, Hugo Sánchez, el ITAM, Paty Chapoy, Adal Ramones y la OEA coinciden con Andrés Oppenheimer: "¿mi opinión?: en México no hay libertad de expresión"

Con las variables de rigor (Chávez ganó con más de 60 por ciento de los votos), eso es lo que pasó en Venezuela durante el fallido golpe de abril de 2002. RCTV y otros medios aplaudieron el golpe y, en lugar de informar sobre la crisis, transmitieron películas y dibujos animados. Cuento trillado: rol de El Mercurio, la ITT y Washington en el Chile de 1973, cuando los torturadores salieron a pedir empleo.

Andrés Izarra, gerente de producción de RCTV, se opuso al golpe y renunció al cargo. Ante la Asamblea Nacional, declaró que Michel Granier (dueño de RCTV) ordenó "... no transmitir ninguna información sobre Chávez, sus seguidores, sus ministros o cualquier otra persona que pudiera estar relacionada con él".

El terrorismo de la plutocracia venezolana fracasó. ¿Cuántos medios cerró el gobierno bolivariano? Ninguno. En cambio, lo primero que hicieron los golpistas fue cerrar los medios que defendían el estado de derecho. Ocho meses después, RCTV participó activamente en el sabotaje petrolero que paralizó la economía del país caribeño.

En marzo de 2005, en un programa de Canal 22 de Miami (cable), el actor venezolano Orlando Urdaneta llamó a asesinar a Chávez "con un fusil de mira telescópica".

Días después, en el mismo programa, el ex agente de la CIA, Félix Rodríguez, propuso acabar con la vida de Chávez. "Lo pueden hacer en un ataque militar con un avión", dijo quien cortó las manos del Che Guevara. ¿Usted recuerda si la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA dijo mú?

El 27 de mayo de 1987, el Estado venezolano y RCTV firmaron un acuerdo por una duración de 20 años. El Estado respetó los términos del acuerdo y RCTV le declaró la guerra al Estado. El acuerdo expira el domingo entrante, y no será renovado.

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