Terror y miedo en Nocupetaro

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Terror y miedo en Nocupetaro

miriam ruiz

Nocupetaro, Mich., 11 de junio (apro-cimac).- Crisol del Ejército mexicano en la época de la Independencia, esta población es hoy un municipio marginado, donde sus casi ocho mil habitantes tienen miedo de hablar y salir a la calle luego de la incursión de los soldados, que ha dejado como saldo detenciones arbitrarias, una adolescente violada y tres más abusadas sexualmente.

El pasado 2 de mayo, cuenta gente del pueblo y los medios de comunicación, llegó el Ejército a saquear las casas y a llevarse gente de la localidad, entre ellas a cinco mujeres en un helicóptero.

Las cuatro jóvenes eran trabajadoras del restaurante “La Estrellita”, ubicado en la cabecera municipal, Nocupétaro. También estaba la dueña del negocio, Carmela Gamiño, aún en prisión.

Dos de esas adolescentes son madres ya y tienen miedo de que “alguien” las mate o la comunidad las repudie, dice una prominente mujer de este lugar, que también tiene miedo a mostrarse.

El pueblo, de donde en 1810 salió el prócer José María Morelos en la guerra de Independencia, “Cuna del Ejército mexicano”, como reza a la entrada de la carretera un letrero de bienvenida, es hoy un lugar hosco y atemorizado.

Esa mujer resume la historia: se fueron los hombres, migraron, y las mujeres se quedaron solas, como se percibe hasta hoy.

Lo cierto es que el Ejército llegó a esta población con más de 21 mil efectivos. El presidente Felipe Calderón ha dado todo su apoyo a las Fuerzas Armadas para actuar en una guerra declarada por él mismo.

Se trata de la misma institución que, en 1994, cobijó la violación de tres hermanas tzeltales en un cuartel en Chiapas y de dos indígenas tlapanecas, en 2003. También están las denuncias de las 13 mujeres en Castaños, Coahuila, y el caso de la indígena Ernestina Ascencio, en la sierra de Zongolica, Veracruz.

Las cuatro menores de edad fueron detenidas a las ocho de la mañana en ese restaurante donde trabajaban, acusadas de proteger a los Zetas por efectivos del Ejército, según versiones periodísticas.

De lo que estas adolescentes ya no quieren hablar es de cómo fueron llevadas a un helicóptero, de la intimidación que vivieron y de la tortura sexual, lo que denunció un día después la presidencia municipal de Nocupétaro ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Según versiones de lugareños, en el helicóptero, esas mujeres fueron amenazadas con tirarlas al mar, y las golpearon. Además, las “durmieron” con alguna sustancia y no saben cuanto tiempo pasó. Tres días, de acuerdo con la CNDH.

Una de ellas habría dicho que las golpearon con los puños cerrados ya en el cuartel de la Zona 21 Militar y que un hombre y una mujer le pidieron que se desvistiera y la miraron sin examinarla.

La denuncia fue presentada en la Procuraduría General de la República (PGR).